jueves, 26 de noviembre de 2020

Parashá Vaietzé (y salió)

Génesis/Bereshit 28:10 – 32:3

 

Esta sección de la Torá contiene valiosas enseñanzas vinculadas con los aspectos de la creación.

También se habla del misterio de la plegaria, y el gran efecto que la misma produce, porque luego de emanar del corazón y salir por la boca, atraviesa todos los mundos de la creación, hasta llegar a lo más alto del Cielo, y si la pronunciamos con fervorosa concentración, servirá de ascensor incluso a los ángeles celestiales.

 

Al principio de la lectura, se relata cuando Jacob salió de Beer Sheba hacia Jarán

En el camino llega a un sitio donde pernocta porque “el sol ya se había puesto”, entonces tomó unas piedras para hacer de cabecera y dormir, en sus sueños vio una escalera que bajaba desde lo alto del Cielo hasta la tierra y por ella subían y bajaban ángeles. El Creador estaba situado sobre él y le dijo: “Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Ytzjak, la atierra sobre la cual estás acostado a ti la daré, y a tus descendientes. Tu simiente será como el polvo de la tierra y te extenderás hacia el oeste, el este, el norte y el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán en ti y en tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho”

Jacob despertó de su sueño y dijo; “¡Ciertamente el Eterno está presente en este lugar ¡y yo no lo sabía!” y tuvo miedo y dijo:”¡Cuán terrible es este lugar! Esta no es sino Casa de Dios, y ésta la puerta de los Cielos”.

Jacob se levantó temprano y tomó la piedra que había puesto de cabecera y la puso como pilar, y vertió aceite en su cumbre, y al lugar llamó: “Bet El” (casa de Dios) pero el nombre original de la ciudad era “Luz”

Jacob hizo un voto:

“Si Dios estuviera conmigo, me guardare por este camino que voy, dándome pan que comer y ropa que vestir; y si volviere en paz a la casa de mi padre, El Eterno será Dios para mí, y esta piedra que he puesto como pilar será la casa de Dios y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para Ti” (Génesis/Bereshit 28:10:22)

 

El lugar al que había llegado Jacob, era el monte Moriah, en el cual Dios probó a Abraham.

 

En la lectura describe que en el camino Jacob “se topó” con el lugar donde pernoctó, ¿qué significa esto?

Este concepto en el texto original hebreo está escrito mediante la locución: vaifgá y tiene dos connotaciones: una es “toparse“ y también significa “orar”

De acuerdo con el segundo significado se entiende que Jacob oró en ese momento, estableciendo, por tanto, la plegaria nocturna. (Talmud, tratado de Berajot 26b)

Esta enseñanza se refiere al trayecto recorrido, indica que a Jacob se le acortó el camino, y la tierra se comprimió, y fue hacia él. Es decir, Jacob se dirigió hacia allí, y la tierra (del Monte Moriah) fue hacia él, y él se topó con ella.

 

Basado en el libro: “La Torah Explicada” de Rabí Aharon Shlezinger

viernes, 20 de noviembre de 2020

Parashá Toledot (Generaciones)

(Bereshit/Génesis 25:19 – 28:9

 

En el comienzo de la Parashá leemos:

“Estos son los descendientes de Isaac, hijo de Abraham; Abraham engendró a Isaac” (Génesis/Bereshit 25:19)

 

¿Por qué no se cita directamente la descendencia de Isaac?

 

En el caso de Noé se dice lo siguiente:

“Estas son las crónicas de Noé; Noé fue un hombre justo, íntegro entre los de su generación, Noé anduvo con el Eterno” (Génesis/Bereshit 6:9)

El exégeta Rashi descubrió al comparar estos casos, que en uno se habla de datos genealógicos y en el otro de buenas acciones, enseña que lo principal, son las buenas acciones.

En el caso descrito, no habla de datos genealógicos ni de buenas acciones, ya que las buenas acciones de Isaac se debían a que Abraham engendró a Isaac, es decir Isaac reconoció haber tenido un padre ejemplar, al cual le debía todo lo que él había conseguido en la vida. No se atribuyó ningún mérito personal, considerando que todo lo logró porque “Abraham engendró a Isaac.”

 

Isaac poseía un padre ejemplar y único, considerado por él mismo así, del mismo modo Isaac era un hombre ejemplar, quien además de realizar buenas acciones, sabía aceptar y reconocer. Podríamos pensar que a Isaac le nacerían hijos ejemplares como él y su padre, sin embargo, no fue así.

 

Isaac tenía 40 años cuando tomó por mujer a Rebeca, e Isaac oró al Eterno ante su mujer porque ella era estéril, el Eterno aceptó su plegaria y Rebeca concibió.

Los hijos contendían en sus entrañas y ella consultó al Eterno, y el Eterno le dijo:

“Dos pueblos hay en tu vientre; dos naciones en tus entrañas se separarán; el poder pasará de una nación a otra y la mayor servirá a la menor”

El día del parto descubrieron que había gemelos, el primero nació rojo y velludo al que llamaron Esaú/Esav (velludo) y su hermano salió con la mano aferrada al talón de Esaú; y le llamaron Jacob (talón), Isaac tenía 60 años en ese entonces.

 

Al crecer, se notó la diferencia entre los hermanos, como está escrito:

“Los jóvenes crecieron y Esaú se hizo cazador, hombre de campo; pero Jacob era un hombre íntegro que moraba en tiendas (Génesis/Bereshit 25:27)

 

El exégeta Rashi explicó en relación con este versículo que, durante la infancia y niñez de los hermanos, no se notaba la diferencia que había entre ellos por sus acciones, y las personas no distinguían entre las características particulares de cada uno, fue cuando cumplieron los 13 años de edad que Jacob se apartó a las casas de estudio y Esaú se apartó al culto idólatra.

 

Isaac como padre se sintió desorientado con respecto a Esaú, pues veía que los actos de Esaú no estaban al nivel que correspondía. Isaac temía ser demasiado severo con Esaú y pensaba: “Si sus actos no son como deberían serlo y a pesar de que le he demostrado mi afecto, cuanto más depravado sería si yo lo rechazara del todo y demostrara odio hacia él”

Isaac tuvo esperanza que, con su amor y afecto, atraería a Esaú para el servicio de Hashem.

 

Los sabios critican la actitud de Isaac por no ser suficientemente severo con Esaú:

“Quien escatima el castigo, odia a su hijo, pero quien lo ama, lo corrige desde temprano” (Mishley/Proverbios 13:24)

Quien es flexible en reprender a su hijo, provocará que se aparte del camino correcto y a la larga lo odiará.

 

Resumen desde el libro: “La Torah explicada” del Rabí Aharon Shlzinger

jueves, 12 de noviembre de 2020

Parashá Jayei Sara (La Vida de Sara)

Aunque esta Parashá se titula: La Vida de Sara, se narra su muerte y entierro. 

Como vivimos en un mundo de dualidad, vemos los contrastes, la luz nos muestra la oscuridad, la muerte nos muestra el valor de la vida.


Sara vivió 100 años, 20 años, 7 años, los 127 años están divididos, significa que todos sus años los vivió con la misma integridad y todos igualmente buenos.

Sabemos por el Midrash, que Sara tuvo muchos sobresaltos y sinsabores en su vida: 

Fue huérfana porque su padre saltó al horno luego que saliera Abraham y falleció.

Tuvo que emigrar con su familia a la muerte de su padre

Cuando se casa con Abraham debe enfrentar su esterilidad y la de Abraham.

Emigró a Harán junto a Abraham dejando a su familia materna. 

Luego tuvieron que emigrar a Canaán, donde enfrentaron una sequía,

Bajaron a Egipto, donde debido a su belleza, corrió peligro ante el faraón,

Bajaron a Gerar ante el rey Abimelec donde también estuvo en peligro debido a su belleza.

Habló a Abraham para que tuviera un hijo con su esclava Agar, donde su esclava la ofendió luego de convertirse en madre, Sara también cuidó a ese niño como hijo.

Tuvo que enfrentar las tribulaciones, en la convivencia de Agar y su hijo donde posteriormente les expulsan.


Se dice que los años de Sara fueron buenos y los de Abraham también pues aparte de las dificultades que enfrentó junto a Sara, él enfrentó el dolor de expulsar a su hijo Ismael, recibió de Dios la orden de sacrificar a Isaac, tuvo 10 pruebas, dejó a la gente que había convertido al monoteísmo, tuvo que meterse en la guerra de los cinco reyes, tuvo problemas con Lot… y pese a eso Dios le bendijo con todo.

Abraham buscó un lugar para sepultar a Sara, pagó por el terreno aunque la promesa del Eterno era que toda la tierra sería suya.


Friedrich Nietzsche dijo: “lo que no me mata, me hace más fuerte” y eso lo podemos aplicar a la vida; el que tiene una meta en la vida, puedo soportar cualquier problema que se le presente. 


La Torá nos habla de cosas precisas y casi nunca nos cuenta qué sentían los personajes, estos espacios que deja la Torá, están en el Midrash, ahí podemos ver a los personajes como modelos con quienes nos podemos identificar.


Nosotros como seres humanos podemos experimentar diferentes emociones variadas, y la Torá no quiere influir en nuestras emociones, sino que nos deja espacio para expresar libremente lo que sentimos.


La escritora Edith Eger autora del libro The Choice, fue una superviviente del holocausto en Auschwitz, vivió en un campo de refugiados, emigró y en su nueva vida se casó y se convirtió en terapeuta y menciona que ella fue deportada en 1944 junto a su familia en Hungría. La madre le dijo en el tren en el que iban: “no sé qué nos espera, pero nadie puede quitarte aquello que tu pongas en tu mente”,

Con esto nos quiere decir que nosotros somos dueños de lo que ponemos en nuestra mente, pase lo que pase en nuestro entorno.

Ella hizo un estudio y establece la diferencia entre victimización y victimismo.

Victimización: Es una persona que ha sido víctima de alguien o de la sociedad, rodeada de factores abusivos para la persona donde siempre los factores abusivos vienen del exterior, no se puede cambiar, eso es victimización.

Victimismo: Es cuando la persona se aferra al problema y lo utiliza como justificante: “yo soy víctima”, lo internaliza, elige ser una víctima.


La fe nos permite encontrar el porqué, la finalidad es la que tú propongas, tú propones quién eres, las circunstancias pueden ser soportables gracias a eso que determine porqué vivir.

La muerte de Sara en una amplitud de un ser realizado, todos los años de Sara fueron buenos, 

En el Pirque Abbot dice que es más grande el día de la muerte que el nacimiento, porque uno nace con un potencial puro, pero no sabemos cómo usaremos ese potencial, al morir se ve cómo desarrollamos ese potencial.

Los sabios dice que los tzadik, cuando están muertos son llamados vivos y los malos son llamado muertos.


La Torá es el Libro de la Vida, nos enseña cómo vivir mejor, como sobrepasar situaciones malas y cómo sacar aprendizaje de todas las experiencias.

Para que el bien se convierta en muy bien, en Tikún, tiene que pasar por el mal, por lo tanto el mal puede afectar a la persona de 2 maneras, o se hunde y fracasa o quienes el trago amargo les fortalece y eleva.


Ahora examinaremos qué significan los 127 años que vivió Sara

100 shana (años) = Kéter: Si son 10 x 10 sus años, fueron coronados por Kéter, puso su voluntad a la Voluntad Divina


20 shana: 10 de Jojmá y 10 de Bina, su voluntad estaba alineada y la sabiduría 


7 shana: Son las siguientes sefirot, en el caso de Sara, todas equilibradas. 

Sara cumplió su Tikún completamente, alineó su Árbol de la Vida. 


Cuando muere Sara, el Zóhar nos cuenta que Abraham dedujo el lugar donde debía sepultarla, en Hebrón. localidad de Israel, ahí hay un campo donde hay una cueva... Majpelá que significa parejas, en dicho lugar se encuentran sepultadas cuatro parejas: 

Adam y Havá

Abraham y Sara

Isaac y Rebeca

Jacob y Lea 


En la kabalá Hebrón significa unir, hibur los seres humanos estamos hechos de cuatro elementos: fuego, agua, aire, tierra, la integración de estos elementos hace posible que la persona esté viva, la vida es la vinculación que hay entre el cuerpo y alma, la muerte es la desvinculación. Estos elementos vuelven a su origen, el cuerpo vuelve al polvo.

Hebrón es un lugar donde se vuelve a integrar la vinculación después de la desvinculación que es la muerte, cada parte se desvincula y regresa a lo original, en Hebrón se podrá vincular todo eso.

Abraham pasó por ahí y algo le llamó la atención, entró en la cueva y encontró la tumba de Adam y Havá y Adam le pidió que pidiera perdón por él, que hiciera Tikún por él, entonces Abraham eligió ese lugar como portal que conecta el mundo que vivimos a la realidad del Gan Edén.

(Resumen de las palabras de Anette Pier)

Parashá Vayeira (y vió)

 Bereshit/Génesis 18:1 – 22:24


En la lectura podemos ver cómo advierte Abraham que se aproximan a su tienda 3 hombres, él pese a que se estaba recuperando de su circuncisión, dejó de lado su sufrimiento pues era muy grande su amor a los demás.

Inmediatamente les ofreció crema, leche y un ternero que había preparado y se paró delante de ellos, debajo del árbol y ellos comieron. 

Al contemplar esa actitud, El Santo Bendito Sea le dijo a Abraham:

“Por tu vida que Yo les pagaré a tus hijos por lo que has hecho en el desierto, y en la región habitada, y en el futuro venidero”.

¿Dónde encontramos que el Santo Bendito Sea les pagó a los hijos de Israel, del mismo modo que Abraham hizo con los huéspedes, en el desierto?

Como está dicho:

“El Eterno iba delante de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, para que pudieran marchar de día y de noche (Shemot/Éxodo 13:21)

He aquí que en el desierto les fue otorgada atención del Santo Bendito Sea, por el mérito de la atención brindada generosamente por su ancestro Abraham.


Abraham era una persona inmensamente piadosa, y además, sabio y cortés, por eso se ameritó tan importantes promesas de El Santo Bendito Sea y sus Bendiciones.

Tan inmensa era su piedad por las personas, que intentó defender ante Dios a los malvados moradores de Sodoma y Gomorra, cuando le preguntó a Dios si destruiría a justos y malvados, a lo que Dios le dijo que si hubieran diez perdonaría a todo el lugar por ellos.

Parashá Lej Leja (Vete para ti)

Bereshit/Génesis 12:1 – 17:27


En la lectura de esta Parashá, nos encontramos que el Eterno le dice a Abraham:

“Vete de tu tierra, de tus familiares y de la casa de tu padre, a la tierra que he de mostrarte” “y Yo te convertiré en una gran nación, te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y tu serás una Bendición”


Abraham fue un hombre con mucho mérito, ya que consiguió todos los logros absolutamente solo, ya que nació en una familia que practicaba la idolatría y estaban totalmente alejados de la fe en El Santo Bendito Sea. 

Abraham demostró públicamente su fe en el Santo Bendito Sea, arriesgando su vida en aras de su Nombre y enseñó a las personas a creer en El.

¿Cómo sucedió esto? 

Abraham se dio cuenta que los dioses que su padre adoraba no tenían ningún poder y por seo los destruyó. Al enterarse su padre, se encolerizó con Abraham por rebelarse contra sus dioses y lo entregó al rey Nimrod.

El temible rey, obligó a Abraham a rendir culto idolátrico, y él se negó. Entonces encendieron un horno para que Abraham bajara al fuego, todos concurrieron para ver como era Abraham arrojado a las llamas, Abraham no sufrió daño y el rey le hizo salir del fuego y las personas comenzaron a inclinarse ante él que había vencido al fuego y él les dijo: “Posternaos a mi Dios que me salvó; rendid honores a Quien os Creó. 


Abraham tuvo un pensamiento al entrar al fuego:

“Si hay un Dios que ha creado todos los elementos y yo soy el único que lo ha descubierto, a mí no me puede pasar nada, porque lo tengo que difundir”, con esta conciencia, el fuego no lo tocó.

Los elementos obedecen a la conciencia divina y el conectó con la conciencia divina, la conciencia divina dio orden a la inteligencia del fuego de no tocarle.


Por otro lado, podemos comprender que al invitar el Creador a Abraham a salir de su tierra y su familia, llena de idolatría y pensamientos limitantes, es similar a lo que debemos hacer nosotros para encontrar nuestra paz espiritual, saliendo de la negatividad, de lo tóxico, de aquéllas cosas que limitan el crecimiento de nuestra luz.


(Extraído del libro: La Torah explicada de Rab Aharón Schlezinger y palabras del maestro Albert Gozlan)