Las conexiones son luces que vienen envueltas
en una klipá (la klipá es como una cortina que oculta la luz), igual como se
oculta la sabiduría en la kabalá, entonces cruzamos estas barreras al practicar
día a día estas conexiones, y se vuelve una práctica altamente satisfactoria y
fácil de hacer.
A través de la práctica absorbemos Ruaj que es
el nivel de alma que está suspendido por encima de la materia, es uno de los
componentes del cuerpo espiritual, por eso el deseo de conectarnos con lo
Divino se llama “Trabajo Espiritual”.
La dimensión espiritual está dirigida por una inteligencia superior y ésta no
permite que desciende a nuestro cuerpo físico hasta estar seguro que esto no va
a contaminarlo, por eso el nivel de Ruaj se va ganando en la medida que nos
purificamos.
Las Bendiciones de la mañana son a diario, es
una luz retornante con la que podemos conectar cada día para fortalecer nuestra
alma.
Todas las conexiones en hebreo se hacen con una
técnica llamada “escaneo”. La Torá
es un libro de códigos y letras hebreas que son como los códigos de barra que
guarda la información contenida ahí. Para poder escanear, debemos mantener
derecha nuestra cabeza y mover sólo nuestra mirada pasando la pupila de derecha a izquierda sobre las letras hebreas.
La pupila de los ojos es la que va a servir de lector láser que descarga la
información contenida en cada letra hebrea, aún cuando intelectualmente no
comprendamos el hebreo.
Cuando arrastramos la pupila de los ojos de
derecha a izquierda, estamos empujando la energía del hemisferio derecho del
cerebro para que impregne el izquierdo, que es con el que más nos
desenvolvemos. En ese momento logramos la unificación
del cerebro, que es la única manera de producir cambios en nuestro sistema
de creencias y de patrones de conducta.
En el cerebro circula líquido cefalorraquídeo
que constituye parte de nuestra agua interna, elemento altamente magnético que
se impregna de una información que se descarga luego del escaneo de las letras
hebreas, y que circula por la columna vertebral, descargando información en
nuestro sistema nervioso, por esa razón al escanear las letras hebreas
meditando en su información y valor, se logran sanar dolores y producir cambios
en nuestra manera de ver la vida.
Otro aspecto importante es
el sonido, podemos leer en voz alta o escuchar la lectura, pues
los oídos son Binah, que en hebreo significa entendimiento.
El sonido hebreo tiene la particularidad de que destapa
la comprensión, no me refiero propiamente a entender lo que dice la
lectura, esta lengua produce un ensanchamiento en nuestra capacidad
neuronal, permitiéndonos despertar áreas dormidas o flojas de
nuestro cerebro. En general no vemos más allá de nuestras
narices, pero cuando comenzamos a escuchar la lectura de la Tora
cada sábado o a hacer las oraciones matutinas, se nos amplía el panorama o
la visión periférica. Entonces lo
que no comprendíamos antes sobre nuestra vida,
de pronto se nos hace claro.
Esta
técnica kabalista que tiene más de 2000 años de antigüedad, es la base de la
programación neurolingüistica, la kinesiología y tantas otras técnicas que
utilizan la pupila de los ojos para activar ondas cerebrales, por ejemplo, para
facilitar o inducir el estado alfa que nos facilita la conexión en la
meditación, nos sentamos y sin mover la cabeza elevamos la pupila de
los ojos al techo, y sólo entonces cerramos los ojos para iniciar la meditación
que queremos hacer, este mismo movimiento nos facilita recordar los
sueños, es decir, si antes de abrir los ojos en la mañana, llevamos las pupilas
como si tratáramos de mirar a nuestra frente y luego abrimos los ojos, la
información que recibió nuestra alma mientras dormíamos recibe luz y entonces
si está en la ley, puede pasar a ser consciente, es decir podemos recordar el
sueño y el recibir el mensaje recibido.
No es fácil de hacer, necesitamos ejercitar y
hacer consciente dicha práctica, y nuestros reflejos al despertarnos parecieran
estar conectados a un piloto automático, pero la kabalá es reeducación
y práctica, ¡a practicar!,
(Continuará)
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