Al principio del Génesis encontramos lo siguiente:
“En el comienzo creó Dios a los Cielos y a la Tierra. Y la
tierra estaba informe y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,
y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: ¡Sea
luz! Y fue luz. Dios vio que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz día y a las tinieblas llamó noche; y fue tarde, y fue
mañana, un día”
En el cuarto día de la creación está escrito lo siguiente: “Dijo
Dios: Sean luminarias en el firmamento de los Cielos para que separen el día de
la noche y sean por señales y para las fiestas, y para los días y los años y
sean luminarias en el firmamento de los Cielos para que iluminen sobre la
tierra y así fue. Y Dios hizo a las dos grandes luminarias, a la luminaria
mayor para que señoree en el día y a la luminaria menor para que señoree de
noche y a las estrellas. Y así fue dispuesto, Dios puso las luminarias en el
firmamento de los Cielos para iluminar sobre la tierra y separar la luz de la
oscuridad; y Dios vio que era bueno. Y fue tarde, y fue mañana, cuarto día” (Génesis
1:14-19)
Si comparamos lo que leemos del primer día con el cuarto
día, nos damos cuenta que la luz del primer día, no era igual a la luz del
cuarto día, en este caso, proveniente de los astros del firmamento ¿y esto por
qué? Porque no es posible que ilumine de día después de haber sido creado el
Sol, ya que, en ese caso, la luz del primer día suprimiría la luz del Sol, de
la misma forma, la luz del primer día, no puede iluminar de noche, pues no fue
creada sino para iluminar durante el día. Aquí ya nos damos cuenta que se trata
de dos tipos de luz y cuando fue creada la luz del sol, la luz primordial (la
del primer día) fue ocultada para que no anule a la luz solar.
Entonces
¿Qué sucedió con la luz del primer día?
Los sabios revelaron que esa luz fue guardada en el Jardín
del Edén y está preparada para los justos, quienes la podrán disfrutar en el
mundo venidero y está dicho: “La luz de la luna será como la luz del Sol; y la
luz del sol, ¡será siete veces mayor con relación a la luz de los siete días!
(Isaías 30:26) (Midrash Raba Bereshit 3:6)
Reflexión basada en el libro: La Torah Explicada del Rabino:
Aharón Schlezinger.
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